




La Quinta de San Pedro Alejandrino, ubicada en Santa Marta, fue fundada en 1608 como una hacienda destinada a la producción de ron, miel y azúcar.
HistoriaSin embargo, su relevancia histórica radica en ser el lugar donde el libertador Simón Bolívar pasó sus últimos días. Bolívar, gravemente enfermo, llegó a la Quinta el 6 de diciembre de 1830 y falleció allí el 17 de diciembre del mismo año. La finca fue donada por su entonces propietario, Joaquín de Mier, para acoger a Bolívar durante su convalecencia. Hoy en día, la Quinta es uno de los monumentos más importantes de Colombia, convertido en un museo y centro cultural dedicado a preservar la memoria del libertador y su lucha por la independencia de varios países sudamericanos.
La Quinta de San Pedro Alejandrino no solo guarda la memoria de Simón Bolívar, sino que también es un símbolo del proceso de independencia latinoamericana. Es un espacio cultural donde se rinde homenaje a su legado y a las ideas de libertad y justicia que promovió. Dentro de sus instalaciones, se pueden apreciar piezas históricas, documentos y objetos relacionados con la vida y obra de Bolívar.Además, la Quinta alberga el Altar de la Patria, un monumento que exalta los valores patrióticos y la importancia del pensamiento bolivariano en la construcción de la identidad latinoamericana. El sitio es también un lugar de encuentro para actividades culturales, conferencias y eventos relacionados con la historia y el arte.
La Quinta cuenta con el Jardín Botánico y el Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo, rodeados de exuberante vegetación y especies nativas de la región. Este espacio conecta el legado histórico con el medio ambiente, creando un entorno de serenidad y reflexión. Originalmente, la finca era un espacio de producción agrícola, pero también funcionaba como un lugar de descanso para su propietario y visitantes, destacándose por su arquitectura colonial típica de la época. Simón Bolívar pronunció sus famosas palabras ¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria en este lugar, marcando su despedida definitiva de la vida pública y de su sueño de una América unida. La habitación donde falleció Bolívar y el mobiliario original de la época se conservan en el museo, lo que permite a los visitantes hacer un recorrido por la vida del libertador en sus momentos finales.